lunes, 2 de noviembre de 2015

Dolor en las entrañas

La pasada noche me dormí sintiendo como regresabas, a mi lado otra vez. Tú y tus idas y venidas... siempre haces lo mismo. Vienes, me haces pasar los días tan dolorosos de mi vida y te vas sin nada que decir.

Me estrangulas hasta hacerme quedar inconsciente; haces que no tenga apetito, que no pueda llevarme nada a la boca sin que tú estés ahí molestándome en cada uno de mis movimientos y mis actos; me humillas y te ríes de mí. Sufro cada vez que estás a mi lado.
Por las noches no dejo de ir a un lado y al otro de la cama, a veces, no consigo ni pegar ojo de lo intranquila que puedo llegar a estar con tu presencia. Me levanto de la cama y me vuelvo a acostar, así son mis noches contigo. Si los días son laborales, voy a mis quehaceres comida por las negras ojeras que me provocas.
O si no, tengo que aguantar tu lengua fétida llena de veneno y tus palizas. Sí, eso te agrada. Te agrada ese dolor tan fuerte que hace que no me pueda tener en pie, ese dolor que me debilita y hace que blasfeme hacia lo más profundo de mi persona, dolor que me hace llorar e incluso pedir la muerte... estar contigo es insoportable y me quitas la vida.

Sé que en unos cuantos años te irás, te irás de mi camino y de mi lado y que te echaré de menos; pero ahora las cosas no son así. Siento entre dolores como me desangro y que no puedo hacer nada para evitarlo, es sumamente desesperante como me siento...

Te gusta hacerme llorar, pero más aún sonríes cuando no dejo de desesperarme en mi dolor... eres un ser maquiavélico, despreciable y ruin. Vas haciendo daño a tu paso. Vete, por favor, no quiero verte, me lastimas todo el rato; y caigo en esta profunda desazón.

Un fuerte dolor en las entrañas es lo que siento, dolor insoportable y desolador. Este dolor de entrañas es el fruto de una buena menstruación.

No hay comentarios:

Publicar un comentario