martes, 11 de agosto de 2015

El visitante del armario

Nadie pensó que la pequeña Nadia tendría aquel terrible final... Todo ocurrió una noche, cuando la dulce y pequeña niña fue a dormir a su habitación como siempre, dispuesta para ir al día siguiente al colegio. Preparó su mochila y su ropa para la mañana siguiente, se puso su pijama, se lavó los dientes y se metió en la cama con su osito de peluche. Todo normal. Al rato, llegó su madre, le dio un beso en su pequeña frente y apagó la luz, quedándose la pequeña dormida plácidamente.

Medianoche... el viento golpeaba con fuerza las ventanas de la casa. Los cristales de la ventana de Nadia sonaban tan fuerte que la niña se despertó y se incorporó en la cama abrazada a su oso de peluche. 

De repente, empezaron a oírse ruidos entre las paredes de la casa y en el armario de Nadia e incluso vio una sombra moverse por su habitación. La niña salió de la cama atemorizada y corriendo abrazada a su osito de peluche. Corrió hacia la habitación de sus padres, entró y se metió en la cama con ellos. Los padres de Nadia se asustaron y encendieron la luz rápidamente. Vieron a su pequeña muy asustada, abrazada a su oso y temblando. Sus padres dijeron que solo era el viento y que no tenía nada que temer. Pero aún así la niña, poco convencida, durmió con ellos.

Por la mañana, algo recuperada del susto, la niña fue al colegio. Iba con su vestido azul y sus zapatos blancos y su largo pelo ondulado y castaño le caía de una forma muy sutil por la espalda. Era una mañana hermosa con el cielo despejado y un sol resplandeciente. Pero la mañana de Nadia se torció en clase de Dibujo...

La profesora muy preocupada, llamó a los padres de Nadia y les citó de forma urgente. Los padres, muy preocupados por lo que podría pasar, llegaron al aula de Nadia donde los estaba esperando su profesora. La profesora, les invitó a que tomaran asiento y les mostró la causa de su gran preocupación: La profesora mostró el dibujo que había hecho Nadia.

El dibujo mostraba la habitación de la niña y el armario abierto con una gran garra y unos ojos extraños saliendo de él, y la pequeña, tirada en el suelo con un charco de sangre alrededor.

Los padres preocupados dijeron a la profesora que tal vez eran "cosas de niños", ya que su hija era una niña con mucha imaginación y que tomarían riendas en el asunto.

Salieron del aula bastante preocupados y no dejaron ni un momento de respiro a la niña, no le quitaban un ojo de encima.

A la noche, la niña se durmió como siempre y todo era normal en el día de Nadia. Medianoche de nuevo... otra vez el viento golpeando las ventanas y otra vez aquellos ruidos entre las paredes. Nadia se incorporó en la cama con los ojos pegados por el sueño, de pronto, cuando pudo ver con claridad entre la oscuridad de su habitación y vio una rendija abierta en la puerta de su armario. La niña asustada cogió su oso de peluche y lo abrazó con fuerza sobre su pecho. La pequeña tenía todos sus músculos paralizados por el miedo y no se podía mover, no podía gritar...

Una sombra se vio reflejada en la pared... La niña lo único que podía hacer era apretar su oso con la poca fuerza que sus músculos paralizados le permitían. Un enorme cuerpo apareció del armario, no se veía con claridad en medio de la oscuridad pero por lo poco que se podía apreciar, tenía unas enormes garras y unos ojos brillantes de un color rojo sangre y unos dientes y colmillos. 

La niña apretó fuertemente su oso y cerró los ojos...

A la mañana siguiente cuando su padre fue a despertarla para ir al colegio y abrió la puerta dio un grito de desesperación por lo que había visto en aquella habitación. De pronto, subió la madre de Nadia y quedó en estado de shock.

La pequeña estaba tirada en el suelo de la habitación con su oso de peluche en la mano. El cadáver de la pequeña tenía los ojos abiertos, ojos en los que aún se veían el miedo. Su cuerpo estaba abierto en canal con un gran charco de sangre alrededor.

En sangre había escrito en el suelo con letra infantil: NO ERA MI IMAGINACIÓN.

El padre de Nadia se suicidó tirándose por la ventana de la habitación de la pequeña, partiéndose el cuello de forma brusca. La madre de la pequeña acabó en un psiquiátrico por varios intentos de suicidio y alucinaciones sobre su hija.



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