lunes, 3 de agosto de 2015

Sigue la luz

Otra vez aquel lugar y la misma situación que se repetía de forma abundante. Aquella especie de inmenso parque sin ningún tipo de vida, todo tan solitario como siempre lo había visto. Con sus estatuas y sus enormes árboles y jardines.
Aquel paisaje nublado y grisáceo, la misma lluvia abundante y fría que le caía por su cabello, cara y toda su persona; aquella brisa que la hacía estremecerse del frío que sentía todo su ser.

Ella ya conocía toda aquella situación que tantas veces había vivido cuando estaba dormida, pero esta vez había un pequeño matiz que hacía que esta experiencia fuese un poco diferente; el ambiente estaba impregnado por un fuerte olor a tierra mojada.

Ella se dio cuenta de que también llevaba un vestido blanco y que llevaba los hombros al descubierto y que su pelo estaba más lacio que nunca y sus ojos aún más brillantes. Se estremeció al sentir el frío del agua de lluvia en sus pies a causa de los charcos.

Como ya sabía lo que iba a ocurrir después de tantas veces viviendo mientras dormía con aquella situación, se dignó a andar con sus descalzos pies como siempre lo había hecho. Andar de forma lenta pero constante como si no existiera el tiempo en aquel mundo creado por su subconsciente. Andar hasta la infinidad por aquel gran largo camino de aquel parque sin un ánima. Sin mostrar ni un ápice de cansancio y hasta despertarse como todas las veces anteriores.

Recorría aquel camino empedrado y un poco embarrado y se dio cuenta de que en uno de los jardines había un rosal con rosas rojas, sus flores favoritas. Así que se desvió un poco del camino para coger una de aquellas magníficas flores que tanto le gustaban. Sintió como las espinas se le clavaban en su piel y la hacían sangrar, mas no le importaba. Obtenido su premio, lo olió y sintió la bella fragancia de aquella magnífica flor. La cogió con sus dos manos y retomó su camino.

Tras un rato andando, la lluvia paró, nunca antes había pasado tal cosa. De pronto, apareció de la nada una leve luz. Ella se iba acercando con pequeños pasos por aquella nueva situación que nunca había vivido antes. Cada vez que se acercaba la luz se volvía más abundante y empezaba a ser cálida y más agradable a cada paso que daba. Parecía como si la luz la llamase, y ella se acercaba cada vez más y más. Era tan cálida, agradable y cegadora, que cerró los ojos y siguió con los ojos cerrados hacía ella. La luz inundó todo su ser con fuerza y calidez...

                                                                                ***
La puerta del baño seguía cerrada con pestillo y era imposible abrir y además tampoco contestaba a los gritos de su familia.
Cansados por la desesperación, llamaron a los servicios de emergencia, pero cuando ellos llegaron fue demasiado tarde.

Abundante sangre había manado de sus muñecas y nada se podía hacer ya por ella. Su ropa, el suelo y el lavabo estaban manchados de su hermosa sangre. La cuchilla estaba a unos pocos centímetros de su cuerpo sin vida. Un cuerpo sin vida pero con un rostro y una expresión tranquila.

Fue la primera vez y también la última, que ya no podría despertar de aquel sueño jamás. Ella ya se había convertido en una presa de la Eternidad...

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